Investigadores de la Universidad Johns Hopkins, Estados Unidos, han descubierto que los años vividos con obesidad son un factor de riesgo específico de enfermedad cardiovascular, de modo que quienes llevan más tiempo con exceso de peso tienen más riesgo de daño cardiaco que quienes tienen un historial más corto.
Así se desprende de los resultados de un análisis de más de 9.000 personas cuyos resultados se publican en Clinical Chemistry, que apunta a la necesidad de mantener un peso saludable el mayor tiempo posible para mantener un corazón sano y minimizar el daño a medida que pasan los años.
La investigación partió de un trabajo previo publicado en 2014 que reveló que el exceso de peso se asociaba a un daño cardiaco silente que, no obstante, podía detectarse mediante niveles elevados de la proteína troponina T, por encima de 14 ng por litro. Sin embargo, en ese momento no se evaluó el impacto del sobrepeso prolongado.
Para ello, en este nuevo estudio utilizaron datos de 9.062 participantes reclutados entre 1987 y 1989, que se sometieron a cuatro revisiones hasta 1998 para evaluar su índice de masa corporal (IMC), los antecedentes de enfermedad cardiaca y los niveles de troponina de alta sensibilidad en la sangre.
Asimismo, también informaron del peso que tenían a los 25 años para conocer la evolución durante toda la edad adulta, ya que la edad media en el momento de la última revisión eran 63 años.
De este modo, casi el 23% de los participantes tuvo un aumento del IMC desde la primera a la cuarta visita. En cambio, solo alrededor del 5% mostró una disminución del IMC mientras que el 72% permaneció igual.
En la cuarta visita 3.748 participantes tenían sobrepeso y 3.184 eran obesos.
Por otro lado, en la cuarta visita casi el 7% de los participantes, o 623 personas, tenían unos niveles más elevados de troponina T, por encima de los 14 ng por litro.
Entre aquellos que aumentaron su IMC hasta el rango de sobrepeso u obesidad en la cuarta visita, se observó que tenían 1,5 más probabilidades de tener niveles elevados de troponina, lo que puede indicar un daño cardiaco oculto.
Posteriormente los expertos analizaron el IMC al comienzo y al final del período de estudio junto con los niveles de troponina T de los participantes. Y aquellas personas que eran obesas tanto en la primera como en la cuarta visita tenían el doble de probabilidades de tener niveles elevados de troponina T, en comparación con quienes mantuvieron su peso normal.
Aquellos con obesidad tanto en la cuarta visita como a los 25 años tenían casi cuatro veces más probabilidades de tener niveles elevados de troponina T.
En una escala de cero a 50 años, los investigadores midieron el número de años que cada persona pasó siendo obeso, y por cada 10 años que una persona tenía un IMC de más de 30 su riesgo de tener la troponina T elevada aumentaba 1,25 veces, incluso después de tener en cuenta otros factores de riesgo cardiovasculares como la hipertensión, la diabetes o la enfermedad renal.