Tomar ciertos suplementos de ácidos grasos omega-3 durante el embarazo puede reducir el riesgo de asma infantil en casi un tercio, según concluye un nuevo estudio de análisis prospectivos de Copenhague (Dinamarca) sobre el asma en la infancia (COPSAC) y la University of Waterloo, en Canadá.
El estudio, publicado en «New England Journal of Medicine», encontró que las mujeres a quienes se les prescribieron 2,4 gramos de suplementos de omega-3 de cadena larga durante el tercer trimestre del embarazo redujeron el riesgo de asma de sus hijos en un 31%. Los ácidos grasos omega-3 de cadena larga, que incluyen el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA), se encuentran en peces de agua fría, y son clave para la regulación de la respuesta inmune humana.
«Sospechamos había un vínculo entre las propiedades anti-inflamatorias de las grasas omega-3 de cadena larga, la baja ingesta de omega-3 en las dietas occidentales y el aumento de las tasas de asma infantil», dice el Prof. Hans Bisgaard, de COPSAC en el Rigshospitalet de Copenhague. «Este estudio demuestra que están definitivamente y significativamente relacionados», afirma.
El análisis utilizó rápidas técnicas analíticas desarrolladas y realizadas en la University of Waterloo para medir los niveles de EPA y DHA en la sangre de mujeres embarazadas. La University of Waterloo es uno de los pocos laboratorios disponibles en el mundo para realizar estas pruebas.
«Medir los niveles de ácidos grasos omega-3 en la sangre proporciona una evaluación precisa del estado de nutrientes -apunta el Prof. Ken Stark, catedrático de Investigación en Nutrición Lipidómica y profesor de la Facultad de Ciencias Aplicadas de la Salud de Waterloo–. Nuestros laboratorios están especialmente equipados para medir ácidos grasos de forma rápida, extremadamente precisa y de una manera rentable».
Las pruebas también revelaron que las mujeres con niveles bajos en sangre de EPA y DHA al principio del estudio se beneficiaron más de los suplementos. En el caso de estas mujeres, se redujo el riesgo relativo de sus hijos de desarrollar asma en un 54%.
«La proporción de mujeres con EPA y DHA bajos en su sangre es aún mayor en Canadá y Estados Unidos en comparación con Dinamarca, por lo que esperamos una reducción aún mayor del riesgo entre las poblaciones de América del Norte», apunta el Prof. Stark. «Debe considerarse una defensa de primera línea identificar a estas mujeres y proporcionarles suplementos para reducir y prevenir el asma infantil», añade.
Los investigadores analizaron muestras de sangre de 695 mujeres danesas a las 24 semanas de gestación y una semana después del parto. A continuación, supervisaron el estado de salud de cada niño participante durante cinco años, que es la edad a la que se pueden establecer clínicamente los síntomas del asma.
«El asma y los trastornos sibilantes se han más que duplicado en los países occidentales en las últimas décadas -alerta el Prof. Bisgaard–. Ahora tenemos una medida preventiva para ayudar a reducir esos números». Actualmente, uno de cada cinco niños pequeños sufre de asma o un trastorno relacionado antes de la edad escolar.