Las personas no obesas con asma podrían reducir sus síntomas y mejorar su calidad de vida a través de la dieta y el ejercicio, según una investigación presentada en el Congreso Internacional de la Sociedad Respiratoria Europea 2017.
El estudio asignó aleatoriamente a 149 pacientes con asma a uno de cuatro grupos. A un grupo se le pidió que siguiera un índice glicémico de alto valor proteínico (IG) y que tuviera al menos seis porciones de frutas y verduras al día. Otro grupo participó en clases de ejercicio tres veces a la semana. El tercer grupo tomó parte en las clases de ejercicio y siguió la dieta, mientras que el grupo control restante no hizo ninguno.
Al final del estudio, los investigadores encontraron que no sólo el entrenamiento de alta intensidad era seguro, sino que la combinación de dieta y ejercicio también mejoró el control de los síntomas y la calidad de vida, además de mejorar la condición física. En promedio, los que participaron en el ejercicio y siguieron la dieta calificaron su puntaje de síntomas de asma 50 por ciento mejor en comparación con el grupo de control. Los pacientes que sólo siguieron el programa de ejercicio o el programa de dieta en promedio clasificó su puntaje de síntomas de asma 30 por ciento mejor en comparación con el grupo de control, pero este resultado no alcanzó significación estadística.