La neumonía provocará la muerte de 10.000 personas en España este año, según ha informado la neumóloga de IMQ, Isabel Urrutia, con motivo de la celebración el pasado domingo del Día Mundial de la Neumonía, considerada como una de las tres causas de muerte globales más importantes del mundo.
«A pesar de algunas creencias populares con respecto a los climas húmedos, la distribución territorial de la neumonía no presenta ningún patrón geográfico claro, pero lo que sí se ha confirmado es la mayor incidencia de neumonía en meses de invierno, cuando el frío es más acusado. De hecho, la reciente bajada de temperaturas ya se ha comenzado a notar en las consultas de los especialistas del aparato respiratorio», comenta.
Sin embargo, la tendencia es creciente. «El aumento de la esperanza de vida y la mayor prevalencia de enfermedades crónicas son dos circunstancias muy a tener en cuenta, ya que la neumonía es más frecuente en las edades extremas de la vida. A mayor edad mayor prevalencia de comorbilidades, lo que implica un mayor riesgo”, destaca Urrutia.
En cuanto al tratamiento, esta especialista informa de que las neumonías se tratan con antibióticos, si bien antes de seleccionar un tratamiento se debe establecer la gravedad de la neumonía y los factores de riesgo que presenta el paciente. En base a estos, se decide el destino del paciente y el tratamiento más adecuado en cada caso, no obstante, se debe evitar llegar a esa situación y, para ello, es necesario observar distintas medidas preventivas.
Además, existen vacunas que ayudan a la prevención de la neumonía contra algunos de los microorganismos que las producen, como son la antineumocócica, la vacuna antigripal y vacunas que se administran en la edad pediátrica, como por ejemplo, contra el Haemophilus influenzae tipo b, sarampión, tosferina, varicela y otras.
«También es fundamental suprimir las situaciones de riesgo que pueden favorecer su presentación. Se ha de llevar un estilo de vida saludable, abrigarse correctamente, mantener una higiene correcta de manos, limpiar las superficies que puedan transmitir la infección, taparse la boca al toser o estornudar, no fumar y mantener un correcto estado nutricional», ha enfatizado la especialista de IMQ.
En la actualidad, se dispone de dos vacunas para el adulto: la vacuna polisacárida (VNP23) y la vacuna conjugada (VNC13). Además de la vacuna antineumocócica, se recomienda la vacunación antigripal, dado que la infección por el virus influenza es un factor de riesgo para el desarrollo de una neumonía.
«En los últimos años, se ha producido un aumento en la prevalencia y virulencia del neumococo que es uno de los principales patógenos implicados en las neumonías, a lo que se ha añadido la progresiva resistencia a antibióticos que se ha generado en las últimas décadas», destaca Urrutia.
Todo lo previo ha generado mayor interés en el perfeccionamiento de vacunas antineumocócicas y dado que las vacunas previenen infecciones, consecuentemente se reducirá el uso de tratamientos, por lo que, a juicio de la neumóloga, cabe esperar que se frene la aparición de multirresistencias antibióticas.
Asimismo, con el uso generalizado de vacunas conjugadas frente al neumococo se ha reducido el número de infecciones invasivas y de cepas resistentes, gracias a la reducción de la colonización faríngea por serotipos resistentes y el bloqueo de la transmisión de esos serotipos.
De cara al futuro, la doctora Urrutia ha explicado la existencia de nuevos antibióticos en estudio, especialmente para el tratamiento de las neumonías nosocomiales, que son las neumonías que se adquieren en medio hospitalario, provocadas por patógenos multirresistentes.
En la consulta médica del Dr. Dámaso Escribano se siguen pacientes diagnosticados de Neumonia, tanto dados de alta del hospital como vistos en servicios de Urgencias.
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