Alrededor de 10.000 muertes anuales por neumonía en España

La neumonía provocará la muerte de 10.000 personas en España este año, según ha informado la neumóloga de IMQ, Isabel Urrutia, con motivo de la celebración el pasado domingo del Día Mundial de la Neumonía, considerada como una de las tres causas de muerte globales más importantes del mundo.

«A pesar de algunas creencias populares con respecto a los climas húmedos, la distribución territorial de la neumonía no presenta ningún patrón geográfico claro, pero lo que sí se ha confirmado es la mayor incidencia de neumonía en meses de invierno, cuando el frío es más acusado. De hecho, la reciente bajada de temperaturas ya se ha comenzado a notar en las consultas de los especialistas del aparato respiratorio», comenta.

 El número de fallecimientos por neumonía pasó de las 7.525 muertes registradas en 2010 a las más de 10.000 en 2015, el registro más alto de la última década. La media en estos años se ha situado en 8.679 personas.

Sin embargo, la tendencia es creciente. «El aumento de la esperanza de vida y la mayor prevalencia de enfermedades crónicas son dos circunstancias muy a tener en cuenta, ya que la neumonía es más frecuente en las edades extremas de la vida. A mayor edad mayor prevalencia de comorbilidades, lo que implica un mayor riesgo”, destaca Urrutia.

En cuanto al tratamiento, esta especialista informa de que las neumonías se tratan con antibióticos, si bien antes de seleccionar un tratamiento se debe establecer la gravedad de la neumonía y los factores de riesgo que presenta el paciente. En base a estos, se decide el destino del paciente y el tratamiento más adecuado en cada caso, no obstante, se debe evitar llegar a esa situación y, para ello, es necesario observar distintas medidas preventivas.

Además, existen vacunas que ayudan a la prevención de la neumonía contra algunos de los microorganismos que las producen, como son la antineumocócica, la vacuna antigripal y vacunas que se administran en la edad pediátrica, como por ejemplo, contra el Haemophilus influenzae tipo b, sarampión, tosferina, varicela y otras.

«También es fundamental suprimir las situaciones de riesgo que pueden favorecer su presentación. Se ha de llevar un estilo de vida saludable, abrigarse correctamente, mantener una higiene correcta de manos, limpiar las superficies que puedan transmitir la infección, taparse la boca al toser o estornudar, no fumar y mantener un correcto estado nutricional», ha enfatizado la especialista de IMQ.

En la actualidad, se dispone de dos vacunas para el adulto: la vacuna polisacárida (VNP23) y la vacuna conjugada (VNC13). Además de la vacuna antineumocócica, se recomienda la vacunación antigripal, dado que la infección por el virus influenza es un factor de riesgo para el desarrollo de una neumonía.

«En los últimos años, se ha producido un aumento en la prevalencia y virulencia del neumococo que es uno de los principales patógenos implicados en las neumonías, a lo que se ha añadido la progresiva resistencia a antibióticos que se ha generado en las últimas décadas», destaca Urrutia.

Todo lo previo ha generado mayor interés en el perfeccionamiento de vacunas antineumocócicas y dado que las vacunas previenen infecciones, consecuentemente se reducirá el uso de tratamientos, por lo que, a juicio de la neumóloga, cabe esperar que se frene la aparición de multirresistencias antibióticas.

Asimismo, con el uso generalizado de vacunas conjugadas frente al neumococo se ha reducido el número de infecciones invasivas y de cepas resistentes, gracias a la reducción de la colonización faríngea por serotipos resistentes y el bloqueo de la transmisión de esos serotipos.

De cara al futuro, la doctora Urrutia ha explicado la existencia de nuevos antibióticos en estudio, especialmente para el tratamiento de las neumonías nosocomiales, que son las neumonías que se adquieren en medio hospitalario, provocadas por patógenos multirresistentes.

En la consulta médica del Dr. Dámaso Escribano se siguen pacientes diagnosticados de Neumonia,  tanto dados de alta del hospital como vistos en servicios de Urgencias.

Atendemos pacientes del IMQ y de otras compañias así como pacientes privados. Solicite consulta llamando al tfo 985130506 ó 610996887

El acortamiento en el tiempo de tratamiento con antibióticos en la neumonia, parece rentable

Una investigación internacional con participación española ha revelado que el tratamiento antibiótico de la neumonía consigue un éxito clínico similar aunque se use sólo durante cinco días, la mitad de los 7-10 días que suele durar habitualmente.

El hallazgo, publicado en «Journal of the American Medical Association», permitiría acortar la duración de estas terapias con la consiguiente gestión más eficiente de recursos sanitarios, al tiempo que también reduciría la aparición de efectos adversos o resistencias antimicrobianas, según los autores.

La neumonía adquirida en la comunidad es una causa importante de morbilidad y mortalidad a nivel mundial, con una incidencia anual de entre 2 y 8 casos por cada mil adultos. De hecho, sólo en España causa 15.000 muertes y 99.000 hospitalizaciones anuales, según datos de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), entidad que ha financiado este estudio junto con el Departamento de Salud del País Vasco y el Ministerio de Sanidad, entre otros.

Pese a este impacto, la duración óptima de la terapia antimicrobiana no está claramente definida y representa «un reto en la práctica clínica actual», según Ane Uranga, miembro de esta sociedad científica que ha participado en este trabajo, lo que hace que algunos médicos tengan «un falso sentimiento de seguridad con la prescripción de tratamientos más largos».

Sin embargo, en este ensayo clínico multicéntrico y aleatorizado trataron de analizar si la duración del tratamiento podía reducirse sin renunciar a sus beneficios, para lo que incluyeron a 312 pacientes que fueron tratados siguiendo un criterio de estabilidad clínica con un mínimo de 5 días.

De este modo, y siguiendo las directrices de la American Thoracic Society y la Infectious Diseases Society of America, se recomendaba una duración más prolongada si la terapia inicial no era activa contra el patógeno identificado o si la afección del paciente era complicada por una infección extrapulmonar, comparando los datos con un tratamiento estándar de 10 días.

Así, vieron que la tasa de éxito clínico en el día 10 fue de 50,4% en el grupo control y del 59,7% en el grupo de intervención. Y al día 30 fue del 92,6% en los controles y 94,4% en el grupo de intervención, es decir, no se registraron diferencias significativas. De igual modo, las puntuaciones del cuestionario de síntomas a los días 5 y 10 también fueron similares entre ambos grupos.

La ventaja de estos resultados, ha señalado Uranga, es que los tratamientos acortados tienen numerosas ventajas ya que se asocian a tasas más bajas de resistencia antimicrobiana entre los patógenos respiratorios. Asimismo, reducir la duración de los tratamientos contribuye a una gestión más eficiente de los recursos y los costes sanitarios.

«Cabe destacar que alargar los tratamientos innecesariamente puede facilitar la aparición de efectos adversos. Por otro lado, otra de las ventajas más destacables de la implementación de estas directrices es que la adherencia a los tratamientos se ve mejorada si estos son más cortos», según esta experta.