La somnolencia diurna excesiva comporta un mayor riesgo cardiovascular en pacientes con apnea del sueño

Las personas con apnea obstructiva del sueño que tienen una somnolencia diurna excesiva tienen un riesgo mayor de desarrollar una enfermedad cardiovascular que aquellas que no experimentan tal somnolencia, según un estudio publicado en el American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine.

Estudios previos ya habían relacionado la apnea obstructiva del sueño con las enfermedades cardiovasculares. Para entender esta asociación mejor, los investigadores comenzaron a clasificar a los pacientes según sus síntomas.

«Muchos estudios han demostrado que los pacientes con apnea obstructiva del sueño de moderada a severa en todo el mundo pueden ser categorizados en subtipos específicos según sus síntomas. Sin embargo, hasta ahora, no estaba claro si estos subtipos tenían diferentes consecuencias clínicas, especialmente con respecto al riesgo cardiovascular futuro», ha indicado el líder del estudio, Diego R. Mazzotti.

Este investigador y su equipo clasificaron a los pacientes de apnea obstructiva del sueño de moderados a graves participantes en el estudio, un total de 1.207, en cuatro subtipos a partir de los síntomas que describieron: sueño interrumpido, mínimamente sintomático, moderadamente somnoliento y excesivamente somnoliento.

Los síntomas descritos fueron dificultad para quedarse dormido, los ronquidos, la fatiga, la conducción con somnolencia o la somnolencia diurna. El subtipo se determinó mediante la Escala de Somnolencia de Epworth.

En concreto, el estudio ha hallado que los pacientes englobados en el subtipo de somnolencia diurna excesiva tenían tres veces más de probabilidades de haber sido diagnosticados con insuficiencia cardíaca que los otros tres subtipos.

Además, durante el período de seguimiento del estudio, los de este subtipo tenían aproximadamente el doble de probabilidades de experimentar un evento cardiovascular, como un infarto de miocardio, insuficiencia cardiaca o ictus que los otros tres.

Por otra parte, los investigadores también encontraron que era más probable que estos pacientes experimentaran un evento cardiovascular nuevo o recurrente durante el período de seguimiento que el resto de participantes.

De forma adicional, los científicos también demostraron que la asociación de la apnea obstructiva del sueño y las enfermedades cardiovasculares era independiente de factores de salud o demográficos que podrían arrojar resultados sesgados, como la edad, el índice de masa corporal, el tabaquismo, la diabetes, la hipertensión, el colesterol y si se toma medicación.

Los investigadores han recomendado a los profesionales sanitarios reconocer que los pacientes con excesiva somnolencia tienen mayor riesgo de enfermedad cardiovascular.

«Incluso sin más investigación, los médicos deben reconocer que los pacientes con apnea obstructiva del sueño que se quejan de sentirse cansados cuando se despiertan y tienen sueño durante el día, además de una puntuación alta en la Escala de Somnolencia de Epworth, tienen mayor riesgo de enfermedad cardiovascular», indica Mazzotti.

El científico ha indicado que él y su equipo desarrollan actualmente una herramienta simple para facilitar la clasificación precisa de los pacientes en subtipos de síntomas, lo que debería mejorar la utilidad clínica de sus hallazgos.

En la consulta de Neumología del Dr. Dámaso Escribano, se atienden casos de SAOS , pacientes con somnolencia y apneas. Solicite consulta en el 985130506 o 610996887

La CPAP no disminuye problemas cardiovasculares graves.

El tratamiento con CPAP no contribuye a disminuir la probabilidad de sufrir problemas cardiovasculares graves de pacientes con apnea de sueño, según un estudio internacional liderado a nivel nacional por los doctores Olga Mediano (Hospital Universitario de Guadalajara) y Ferran Barbé (Instituto de Investigación Biomédica de Lleida Fundación Dr. Pifarré (IRBLleida)), ambos investigadores del CIBERES.

La CPAP (Continuous Positive Airway Pressure) es un dispositivo de uso habitual para el tratamiento de la apnea de sueño que a través de una mascarilla insufla aire a presión en la vía aérea. Los investigadores participantes en este estudio clínico, publicado en la prestigiosa revista The New England Journal of Medicine, han concluido que en pacientes con síndrome de apnea del sueño moderada o grave con enfermedades coronarias o cerebrovasculares,el tratamiento con CPAP no contribuye a evitar problemas cardiovasculares graves como las muertes por estas causas, el infarto de miocardio, el ictus o la hospitalización por angina inestable, insuficiencia cardiaca o ataque isquémico transitorio. El uso del CPAP, en cambio, sí que mejora la calidad de vida y el estado de ánimo, y disminuye los ronquidos y la somnolencia durante el día.

En esta investigación liderada por R. Doug McEvoy, de la Universidad de Adelaida (Australia), se han analizado 2.717 adultos de diferentes países de edades comprendidas entre los 45 y 75 años con apnea del sueño moderada o grave y enfermedad coronaria o cerebrovascular, sometiéndolos de manera aleatoria a tratamiento con CPAP o a la aplicación solo de las medidas de seguimiento habituales de la enfermedad cardiovascular.

vicio de Medicina Respiratoria del Hospital Universitario Arnau de Vilanova de Lleida, investigador principal del grupo de Investigación Traslacional en Medicina Respiratora del IRB Lleida, profesor de la Universitat de Lleida y director científico del CIBERES.

A nivel nacional, el estudio ha sido financiado por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). Este trabajo ha sido coordinado en España por la Dra. Olga Mediano, investigadora del Hospital Universitario de Guadalajara y del CIBERES. Han participados en el proyecto además otros hospitales como el Hospital Parc Talli (Sabadell), el Hospital 12 de Octubre (Madrid) y el Hospital de Vitoria (Vitoria).

Sobre la apnea de sueño

La apnea del sueño, que es la interrupción repetida de la respiración durante el sueño debida a la falta de oxígeno, afecta aproximadamente a un 13% de los hombres y un 6% de las mujeres, y su prevalencia se ha incrementado en las últimas dos décadas paralelamente al aumento de la obesidad. Esta patología frecuentemente se relaciona con un incremento del riesgo de desarrollar hipertensión y enfermedad cardiovascular.