Los mayores presentan más síntomas de fragilidad cuando son fumadores

Dejar de fumar tiene beneficios, incluso en los últimos años de vida.

Los mayores de 65 años presentan más síntomas de fragilidad cuando son fumadores, hasta un 60% más en comparación con quienes ya han dejado de fumar o no lo han hecho nunca, según datos de un estudio del University College London (Reino Unido) que publica la revista “Age and Ageing”. Incluso aquellos que fumaban antes y ya no lo hacen no tuvieron un riesgo tan elevado, lo que sugiere que dejar de fumar es probable que tenga beneficios, incluso en los últimos años de vida», según Gotaro Kojima, autor de la investigación.  El término de fragilidad describe una falta de fuerzas y capacidad física que deja a una persona más vulnerable a la discapacidad cuando enferman o experimentan algún tipo de lesión, provocadas por golpes o caídas. Y aunque está asociada con el envejecimiento, puede se puede evitar o, al menos, mitigar su impacto. En su estudio, Kojima y su equipo querían ver si el tabaquismo podía influir en el riesgo de fragilidad en las personas mayores, para lo que analizaron datos de una encuesta nacional con un total de 2.542 participantes, entre los que había 261 fumadores y 1.113 que lo habían sido años atrás. Al inicio del estudio, el 56% de los participantes fueron considerados «robustos» porque no reportaron signos de fragilidad. El resto tenía uno o dos síntomas asociados, pero no lo suficiente como para ser clasificados como frágiles. Y tras cuatro años de seguimiento, vieron que los fumadores tenían un mayor riesgo de fragilidad, incluso después de que los investigadores tuvieran en cuenta otros factores que pueden influir como la edad, el género, el consumo de alcohol, los niveles educativos, los ingresos o la función cognitiva. Los exfumadores, en cambio, no parecían tener un mayor riesgo de fragilidad, con independencia de si habían dejado de fumar hace 10 años o más recientemente. No obstante, cuando se tuvo en cuenta su estado de salud, vieron que los pacientes que tenían una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) tenían más problemas de equilibrio, debilidad muscular, menos masa ósea y caídas. Los autores, no obstante, admiten que una de las limitaciones del estudio es que no se ha comprobado si la fragilidad es una consecuencia directa del consumo de tabaco. Además, los participantes que abandonaron el estudio con el tiempo acababan siendo más frágiles que quienes permanecieron en él.

La mayoría de los casos de cáncer de vejiga tienen una relación directa con el tabaco

Este tipo de tumor sería una enfermedad rara si la gente no fumara.

La mayoría de las veces se habla de la relación que existe entre el cáncer de pulmón y el tabaco, pero no de la que se da entre este y el cáncer de vejiga en el 90% de los casos diagnosticados, tanto que este tipo de tumor sería una enfermedad rara si la gente no fumara, según la oncóloga médica de MD Anderson Cancer Center Madrid, Pilar López Criado.

Esta relación sucede también con el cáncer de esófago, cabeza y cuello, pues dejar de fumar disminuiría los casos de este tipo de tumores. De hecho, esta sustancia es la causa de hasta 14 tipos de cánceres diferentes en fumadores activos, diez menos que en fumadores pasivos.

En esta línea, la Dra. López ha recordado la importancia de dejar de fumar, ya que «hoy sabemos que dejar este hábito es un factor de buen pronóstico que implica una mejor evolución del cáncer en términos de respuesta y supervivencia».

Incluso aunque el cáncer ya haya sido diagnosticado, dejar el tabaco es también importante, tanto que los pacientes oncológicos fumadores tienen un perfil genético completamente diferente al de los pacientes oncológicos no fumadores. «Cambia el perfil molecular, lo que tiene un impacto directo en los tratamientos. Por ejemplo, mientras que la inmunoterapia es más eficaz en pacientes fumadores porque son personas con mucha más carga de mutación, los tratamientos dirigidos a una alteración genética determinada son más habituales en pacientes no fumadores», ha señalado la especialista.

Igualmente, fumar durante el tratamiento oncológico implica «más dificultades» frente a un paciente no fumador, pues este todavía es «más duro», dado que la tolerancia a fármacos es peor, y son pacientes con una reserva pulmonar disminuida, por lo que no aguantan bien la radioterapia y tienen una incidencia mayor de problemas respiratorios e infecciones.

«Asimismo, se incrementan las complicaciones respiratorias, aumenta la incidencia de problemas en la boca (gingivitis, infecciones, etc.) y, normalmente, empeora también el estado nutricional del paciente», ha añadido la Dra. López.

Expertos aclaran que fumar porros «no tiene nada que ver» con el cannabis terapéutico

La administración fumada de cannabis es la forma más nociva de consumo.

El Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) ha reunido a más de un centenar de expertos para dejar claro a la sociedad española que fumar porros «no tiene nada que ver» con el cannabis terapéutico, una «confusión» a la que atribuyen la baja percepción de riesgo del consumo de esta sustancia.

La iniciativa forma parte del proyecto ‘Evict’ (evidencia cannabis-tabaco), financiado por el Plan Nacional sobre Drogas, con el que pretenden alertan de que la administración fumada de cannabis es la forma más nociva de consumo y, a diferencia de otras vías, no tiene nada de terapéutica.

La mezcla de ambas sustancias es generalizada en España y, de hecho, un reciente estudio internacional apunta a que con más de un 80% de usuarios duales es el país donde más se mezclan ambas sustancias.

Y según ha reconocido la vicepresidenta del CNPT, Adelaida Lozano, «es en los adolescentes donde hay que centrar el esfuerzo para acabar con los falsos mitos asociados al consumo dual de ambas sustancias».

«El eslogan de ‘cannabis mortalidad cero’ es repetido por una industria cannábica en expansión y sin regulación legal y esta falacia acaba calando en la sociedad», ha añadido Joseba Zabala, integrante de este grupo de estudio.

La velocidad de absorción del tetrahidrocannabinol o THC (principal componente psicotrópico del cannabis por la vía fumada pulmonar), la combustión, el vehículo del humo y el hecho de mezclarlo con tabaco industrial convierten al porro en la forma más habitual, más rápida pero también más dañina de acceso al cannabis.

A nivel farmacológico, el consumo conjunto de cannabis y tabaco aumenta la probabilidad de desarrollar adicción y dependencia y una menor probabilidad de abstinencia a largo plazo que el uso por separado. La adicción al tabaco es el efecto no deseado más frecuente que afecta a las personas consumidoras de cannabis.

«Tanto la nicotina como el THC producen multitud de interacciones farmacológicas sobre el sistema nervioso central, aparato cardiovascular, respiratorio, digestivo e incluso endocrino que estamos tratando de identificar», ha apuntado la psicóloga Ana Esteban, que también ha reconocido que el consumo tabaco y cannabis vía fumada pulmonar hace que ambas sustancias compartan la misma patología bronco pulmonar incluido la bronquitis crónica y el cáncer de pulmón».

Así las cosas, el criterio de este colectivo de expertos es que transmitir a personas enfermas la idea de que los porros les van a curar, sería «un fraude sanitario y humano», puesto que «el cannabis, como cualquier droga, tiene su propia carga de enfermedad y de muerte que se dispara por el hecho de fumarla con tabaco».

Los neumólogos alertan del riesgo para la salud de las colillas

Es el tabaquismo «de cuarta mano».

La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) alerta de la contaminación ambiental y del riesgo para la salud de las colillas de cigarrillos, lo que se considera como el tabaquismo «de cuarta mano», ya que son la primera fuente de basura en el mundo y tardan entre 8 y 12 años en descomponerse.

Esta sociedad científica recuerda que cada año se consumen 6 trillones de cigarrillos y en el 64% de los casos se tiran al suelo de calles, parques, ríos, bosques o playas, lo que equivaldría a unos 4,5 trillones de colillas.

«Estos restos contaminan más que los envases de alimentos, botellas y otros plásticos», ha señalado José Ignacio de Granda, coordinador del Área de Tabaquismo de SEPAR, que alerta del impacto de este tabaquismo «de cuarta mano», detrás del consumo directo (primera mano), el tabaquismo pasivo (segunda mano) o los restos que el humo del tabaco deja en zonas donde se ha fumado (tercera mano).

Este experto ha recordado que los filtros de las boquillas de los cigarros acumulan parte de los componentes nocivos del tabaco y los libera en contacto con el agua, lo que supone una «grave amenaza para la biodiversidad» dado que esta contaminación puede acabar afectando a la cadena alimentaria.

Ante esta situación, desde SEPAR alertan a las autoridades sanitarias que tomen medidas frente a este problema y recuerda que algunos países como Australia o Nueva Zelanda tienen papeleras específicas para colillas mientras que algunas ciudades como París tienen multas específicas para quien las tira al suelo.

Asimismo, proponen obligar a la industria tabaquera a informar de los efectos nocivos de tirar las colillas al suelo o a hacer filtros biodegradables, una idea que no ha cuajado del todo porque parece no tener un saber muy atractivo para los consumidores.

En los últimos 50 años, prácticamente todos los cigarrillos que se venden llevan un filtro de acetato de celulosa, un componente fotodegradable pero no biodegradable, y aunque los rayos ultravioleta provenientes del sol pueden eventualmente romper el filtro en pequeñas piezas en condiciones ideales del medio ambiente, el material fuente nunca desaparece, y esencialmente se diluye en el agua y en el suelo.

De media, las colillas pierden un 37,8% de su masa inicial tras dos años de degradación, y se estima que pueden tardar en descomponerse totalmente entre 8 y 12 años.

El problema fundamental radica en la toxicidad que acumulan. El filtro de las colillas está diseñado para acumular los componentes del tabaco, incluidas las sustancias químicas más nocivas que son liberadas en contacto con el agua. Por tanto, cuando llegan a los ríos e incluso al mar, desprenden dichas sustancias, lo que supone una grave amenaza para la biodiversidad.

WEBS RELACIONADAS :

Diez consejos para que dejar de fumar no se quede en un intento

Aunque los argumentos están claros, los fumadores tienen verdaderos problemas para cumplir su objetivo cuando se proponen dejar de fumar.

Cuando la gente deja el tabaco mejora la capacidad respiratoria y cardiaca; se reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y pulmonares, como el cáncer de pulmón; mejoran el gusto y el olfato, y se produce un incremento de energía. Y también aporta beneficios para la salud de los que rodean a los fumadores, además del ahorro que supone también para las economías domésticas.

Pero aunque los argumentos están claros, los fumadores tienen verdaderos problemas para cumplir su objetivo cuando se proponen dejar de fumar. De hecho, una reciente encuesta de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC) muestra que hasta el 70% de los fumadores ha intentado al menos una vez dejar el tabaco, y un 29% ha hecho más de 3 intentos. Pero aun así, siguen fumando.

Por ello, y dado que no resulta un proceso fácil y no todos logran dejarlo de un día para otro, el Tobacco Control Research Branch del National Cancer Institute de Estados Unidos ofrece a través de su página web una serie de recomendaciones para que cualquier intento culmine con éxito en un abandono:

1. Lo primero es fijar una fecha para el último cigarrillo y decírsela a familiares y amigos. Tienes que mentalizarte y decidir qué día vas a dejar los cigarros y cumplir con esa fecha. Está comprobado que reducir la dosis y dejar el tabaco progresivamente acaba dificultando el hecho de dejarlo del todo y es mejor parar de golpe.
2. Evita buscar excusas para dejar de fumar. Son muchas las razones de peso para dejar el tabaquismo como tu salud, la de tus familiares y tu bolsillo. Si de verdad has considerado abandonar este hábito, no busques excusas fáciles para no hacerlo.
3. Debes tener una actitud positiva para dejar el tabaco. Hay que mantener el pensamiento de «quiero dejar de fumar» y evita pensamientos negativos y excusas que te dificulten el progreso. Te resultará más fácil si haces una lista con los puntos a favor de dejar los cigarros.
4. Busca apoyo en tus amigos y familia. En momentos que veas que tienes dificultades para aguantar sin fumar, habla con alguien de tu familia o con tus amistades para que te ayuden a pasar este momento. Además, en momentos así, debes leer la lista de cosas a favor que has hecho al empezar.
5. Evita las tentaciones quitando los ceniceros, los paquetes de tabaco y los encendedores de tu vista. Asimismo, si eres de los que tenía por costumbre fumar con el café o al beber alcohol estando de fiesta, te resultará más fácil el proceso si los evitas y cambias por zumos, refrescos y café descafeinado.
6. Bebe muchos líquidos, pues mantenerse hidratado y con la sensación de estómago lleno es uno de los mejores trucos para dejar de fumar. Se aconseja beber unos 1,5 litros de líquidos al día.
7. Si crees que te está costando lograrlo, no te rindas y aprovecha la ayuda de profesionales y de productos específicos para ayudar a dejar de fumar que encontrarás en las farmacias.
8. Mantente ocupado y activo, pues así pensarás mucho menos en el tabaco. Además, haciendo algo de ejercicio moderado diario estarás activándote, ocupándote y desintoxicando tu cuerpo.
9. Usa el dinero que no estás gastando al no comprar más tabaco para ahorrarlo e inviértelo en algo que realmente necesites, o incluso para comprarte un premio o capricho por lograr tu objetivo.
10. Si quieres evitar el aumento de peso debido a comer más por la ansiedad que puede generarse al abandonar el tabaco, piensa en evitar picar entre horas y aumentar la cantidad de frutas y verduras.

Aunque sabemos que no es fácil, no hay más que pensar en que hay quienes sí han conseguido dejar de fumar y en los múltiples beneficios de lograrlo para hacer un nuevo intento. Para que, tras conseguirlo, el próximo ejemplo de superación sea el tuyo.

La incidencia de la artritis reumatoide disminuiría en un 30% sin el tabaquismo

Abandonar este hábito amplía el margen de mejora.

El tabaco es uno de los pocos factores que ha demostrado influir en el desarrollo de la artritis reumatoide y, de hecho, si todo el mundo dejara de fumar, probablemente la incidencia de artritis reumatoide podría bajar en un 30%, según han asegurado desde la Sociedad Española de Reumatología (SER).

Abandonar este hábito es uno de los consejos que se han incluido en la guía ‘Aprendiendo a convivir con la artritis reumatoide’, un manual elaborado por esta sociedad científica para pacientes donde se recogen aspectos sobre diagnóstico, tratamiento, manejo de la enfermedad, consejos y recursos de utilidad, realizada con el apoyo del Grupo de Trabajo de la Guía de Práctica Clínica para el manejo de la Artritis Reumatoide (GUIPCAR).

«Se trata de un documento riguroso, veraz y que va a evitar que los pacientes vayan a buscar información en fuentes que no son tan fiables», ha explicado el reumatólogo del Hospital Universitario La Paz de Madrid, Alejandro Balsa.

Entre las recomendaciones se insiste en la importancia de dormir lo suficiente, comer de forma saludable y hacer ejercicio físico moderado, pues reduce el dolor y mejora la funcionalidad y flexibilidad.

En esta línea, es importante que el paciente reconozca los síntomas de la enfermedad, ya que hay un amplio margen de mejora, pues «el tiempo desde que empiezan los síntomas y hasta que se diagnostica podría estar entre 7 y 8 meses, y hasta que se pone el tratamiento por primera vez -en el peor de los casos- podría tardar hasta un año», según el especialista.

«Quizás lo que más falle en la actualidad es la educación sanitaria que hace que el paciente no reconozca esos síntomas o que no sean valorados por lo que esa primera parte del retraso en el diagnóstico es mayor de lo que sería deseable», ha subrayado el experto.

Sin embargo, Balsa ha insistido en la evolución y los «enormes» cambios que ha experimentado la enfermedad durante los últimos 20 años, no solo en la parte de los tratamientos sino también en la monitorización, valoración, imagen, marcadores, etc. «Es una de las enfermedades en las que probablemente más y mejor se está avanzando», ha concluido.

La tuberculosis mata a 5.000 personas cada día

Más de 4 millones de afectados están sin diagnóstico.

La tuberculosis es una de las 10 principales causas de mortalidad en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) que estima que mata a 5.000 personas cada día, unos 10,4 millones de personas al año, mientras que un tercio de los infectados, unos 4,3 millones, se encuentran sin diagnóstico ni tratamiento.

La organización, que acaba de publicar una guía ética para proteger los derechos de los pacientes, pretende ayudar a los países que aplican la estrategia contra la enfermedad a proteger los derechos de todos los afectados.

«La tuberculosis ataca a algunas de las personas más pobres del mundo, las que se encuentran en la situación más difícil», ha señalado la Dra. Margaret Chan, directora general de la OMS, quien ha denunciado la situación de vulnerabilidad de migrantes, refugiados, prisioneros, minorías étnicas, y mujeres, niños y personas mayores marginadas.

La pobreza, la desnutrición, la mala vivienda y saneamiento, agravada por otros factores de riesgo como el VIH, el tabaco, el alcohol y la diabetes, pueden poner a las personas en mayor riesgo de TB y hacer más difícil su acceso a la atención. «La discriminación y otras barreras que impiden que muchas de estas personas obtengan los servicios que tanto necesitan», ha añadido Chan.

La nueva orientación ética de la OMS aborda temas polémicos tales como el aislamiento de los pacientes contagiosos, los derechos de los pacientes con tuberculosis en la prisión, las políticas discriminatorias contra los migrantes afectados por la tuberculosis, entre otros. Se hace hincapié en cinco obligaciones éticas clave para los gobiernos, sanitarios, organizaciones no gubernamentales, investigadores, etc.

Así, aboga por proporcionar a los pacientes el apoyo social que necesitan; abstenerse de aislar a los pacientes de tuberculosis antes de agotar todas las opciones para permitir la adherencia al tratamiento y sólo bajo condiciones muy específicas; y permitir a poblaciones en riesgo el acceso al mismo nivel de atención que se ofrece a otros ciudadanos; seguridad para los sanitarios y compartir las evidencias científicas relacionadas con la tuberculosis.

«Sólo cuando intervenciones eficaces basadas en la evidencia son informadas en un marco ético sólido, y con el respeto a los derechos humanos, vamos a tener éxito en lograr nuestros ambiciosos objetivos de poner fin a la epidemia y conseguir la cobertura universal de salud», ha explicado el Dr. Mario Raviglione, director del Programa Mundial de la OMS para la Tuberculosis.

La guía «tiene como objetivo identificar los dilemas éticos a los que nos enfrentamos en la prestación de atención de la tuberculosis, y pone de relieve las acciones clave que se pueden tomar para hacer frente a ellos», ha añadido.

Fumar pone en riesgo los huesos

La Sociedad Española de Reumatología (SER) ha puesto en marcha la campaña ‘Por tus huesos, no fumes’ con el objetivo de concienciar a la població n de que el consumo de tabaco aumenta el riesgo de sufrir enfermedades reumáticas o de agravarlas en caso de ya estar afectados.

En concreto, el tabaquismo aumenta el riesgo de sufrir enfermedades reumáticas y autoinmunes sistémicas como osteoporosis, artritis reumatoide, lupus o uveítis, al tiempo que favorece que progresen las espondiloartritis, agrava la fibromialgia e incrementa significativamente el riesgo de que los pacientes con enfermedades reumáticas sufran enfermedades cardiovasculares.

“Existe un riesgo inherente debido al propio fenómeno inflamatorio de las enfermedades reumáticas. Si a ello unimos el hábito de fumar, el riesgo de sufrir un accidente cardiovascular se potencia significativamente en estos pacientes”, ha señalado el presidente de la SER, José Luis Andréu.

Por ello, esta sociedad científica considera importante que tanto estos pacientes como la sociedad en general sean conscientes de los daños que produce el tabaco en los sistemas musculoesquelético e inmunitario.

Entre sus compuestos activos, un cigarrillo incluye radicales libres que pueden llevar a la inflamación vascular o al desarrollo de enfermedades sistémicas, dos de los desencadenantes de la uveítis (enfermedad responsable del 10% de las pérdidas de visión).

Y en el caso de la artritis reumatoide, se ha demostrado que el tabaco es el principal factor exógeno que predispone a la enfermedad, y multiplica por cuatro el riesgo de padecerla, frente a población control que no fuma. “Y si hablásemos del caso de un hijo de un paciente con artritis que fume, el riesgo sería casi diez veces mayor”, ha recordado Andréu.

Asimismo, se ha observado que los pacientes fumadores con espondiloartritis presentan más lesiones en sus radiografías de columna que los que no fuman. De manera que dejar de fumar mejorará su enfermedad y, por tanto, su calidad de vida.

En otras enfermedades reumáticas de carácter inflamatorio, como es el lupus eritematoso sistémico, parece que también el tabaco es un factor relevante en el incremento del riesgo de padecer la enfermedad, y también existen múltiples estudios que demuestran que influye en la predisposición a padecer osteoporosis y, sobre todo, fracturas óseas a causa de esta enfermedad.