La fibrosis pulmonar releva a la EPOC como primera causa de trasplante de pulmón en España

La fibrosis pulmonar ha relevado a la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) como primera causa de trasplante de pulmón en España, según ha comentado el neumólogo del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (HUMV), José Manuel Cifrián Martínez, durante su conferencia ‘EPID y trasplante pulmonar’, impartida en el marco del 50º Congreso de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).

Atendiendo a las estadísticas de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), 135 de los 307 trasplantes pulmonares que se realizaron en 2016 fueron a pacientes con patología fibrosa pulmonar (44% del total de los trasplantados en 2016).

En concreto, la fibrosis pulmonar idiopática (FPI), fibrosis de origen desconocido, constituye el grupo más importante de los pacientes afectos de enfermedad pulmonar intersticial difusa (EPID), es una patología grave y en ocasiones rápidamente progresiva, que es también la primera causa de trasplante pulmonar en situación de máxima urgencia, con prioridad nacional, y ha supuesto durante 2016 un 33% de las 46 situaciones de máxima urgencia pulmonar consideradas en España.

Ahora bien, una de las principales preocupaciones de los equipos de trasplante y de la ONT son los enfermos que se encuentran en lista de espera. Y es que, los hospitales españoles registraron 668 enfermos del aparato respiratorio en lista de espera para un trasplante durante 2016, el 38% por EPID y 35% por EPOC.

Además, la mortalidad en lista de espera pulmonar en los últimos años oscila entre el 3-5%, aunque, el experto ha destacado la importancia de que alrededor del 60% de las personas fallecidas que estaban esperando un trasplante eran enfermos de EPID.

Es por ello que se están desarrollando estrategias para incrementar la donación pulmonar, que incluyen entre otras el programa de donación en asistolia, la optimización del mantenimiento del donante pulmonar o la investigación de máquinas de preservación pulmonar ex vivo que permitan la mejor evaluación e incluso la recuperación de la función pulmonar de pulmones donados.

«Es importante desarrollar la investigación en este campo y buscar biomarcadores de fibrosis pulmonar, que correlacionen datos clínicos, radiológicos, funcionales y patológicos, que permitan establecer que EPID va a evolucionar de forma más agresiva, con el objetivo de conseguir un mejor control desde las Unidades de Trasplante», ha zanjado el experto.

El trasplante pulmonar en patologías respiratorias

El trasplante pulmonar es una opción cada vez más valorada en todas las patologías respiratorias, siendo la fibrosis quística la patología más beneficiada, mientras que la EPOC y la fibrosis pulmonar idiopática son Las que han alcanzado por el momento los de resultados más modestos, según los datos del Dr. Rodrigo Alonso Moralejo, neumólogo del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid.

«No hemos alcanzado la meseta, cuando el número de usos se estabiliza», afirma el experto en el marco del XXII Congreso de NEUMOMADRID. En el caso de la fibrosis quística, recuerda que son «pacientes con una probabilidad de fallecimiento muy elevada» y en la que el 80% se mantiene con vida un año después de la intervención, y un 77%, pasado un lustro.

La mediana de supervivencia -el valor que deja tanto por encima como por debajo al 50% de los trasplantados- ha alcanzado en esta enfermedad los 8,5 años. «Es la estrella del trasplante pulmonar, y además estamos trasplantando a pacientes cada vez más mayores, que son capaces de asumir mejor todos los cuidados post-trasplante y probablemente obtendremos un beneficio extra», añade.

En hipertensión pulmonar idiopática, la mediana se sitúa en 5,7 años; en enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), en 5,6 años, y en fibrosis pulmonar idiopática, «el patito feo», en torno a los 4,8 años.

Por otro lado, recuerda que los estudios establecen que hacer un trasplante bipulmonar (sustituir los dos pulmones) es más beneficioso para el paciente, pero «nos topamos con la limitación de donantes, por lo que se mantiene la necesidad de seguir haciendo unilaterales».

La calidad de vida es algo que necesita mejorar, pues aunque se carece de datos sólidos, solo un 20% trabaja después del trasplante, por ejemplo. No obstante, el componente físico mejora, si bien es el emocional el que pesa más, ya que «no cambia tras la intervención y permanece bajo», en gran medida por el excesivo control y medicalización del paciente que dificultan este aspecto, y, explica, «sobre el que hay que seguir trabajando.